Michel Vaujour contaba que no cambiaría nada de su vida. Decía que parte de su camino fue estar en prisión… concretamente 27 años.

Se creía como un gato con 7 vidas… creía estar por encima del bien y del mal. Una carrera plagada de robos y delitos. Una vida siempre en fuga. Llegó a realizar hasta 5 fugas en menos de 10 años.

Ha sido tachado de todo.. de delincuente, de ladrón, de héroe escapista, de Robin Hood francés…

Lo que está claro es que la vida de Michel Vaujour es una vida intensa, que no deja a nadie indiferente.

Un personaje de película, de aspecto duro, muy Clint Eastwood… un carácter seguramente curtido en años y años en celdas de aislamiento absoluto, de máxima seguridad, reservadas para presos adictos a fugarse, en las que la luz de una bombilla no se apagaba jamás, ni de noche ni de día. Su quinta escapada de la cárcel (en 1986) dio la vuelta al mundo.


Vaujour nació en 1951 en San-Quentin-le-Petit (Ardenas). Fue un mal estudiante, a pesar de que posee un coeficiente intelectual de superdotado, según varios informes psiquiátricos.

Podemos empezar a entender y explicar la intrincada vida de Michel Vaujour conociendo que es hijo de funcionarios de Châlons, y que seguramente quedó marcado por el hecho de que fue abandonado a los cuatro años por sus padres y confiado a su tía Germaine. Sin embargo, la mala suerte hizo que esta última muriera de cáncer cuando tenía ocho años… no quedó más remedio que tuviera que volver con sus padres, en un entorno con muy poco afecto, con abusos físicos y psíquicos continuos por parte de su padre alcohólico empedernido.

Empieza a vivir muy rápido, de manera muy independiente y alocada. Su amplísimo currículum como delincuente lo comienza con tan solo 18 años. A esa edad ya es padre, y trabaja como obrero, cuando decide robar un coche para realizar un viaje y recibe su primera condena a 30 meses de prisión.

Si uno analiza este dato, resulta un poco extraño.. primera detención por robar un coche, que aparece y se devuelve sin ningún daño, y se lleva dos años y medio de cárcel?? … en alguna entrevista, Michel contó que el motivo del robo del automóvil fue irse de baile con una novia o pretendida novia de entonces, y que en el proceso judicial posterior intervino un policía que se había convertido en el nuevo novio de la muchacha en cuestión, y que apretó para quitarse de enmedio al viejo contrincante… ¿quién sabe si ese fue el motivo real?

Sale de la cárcel en Diciembre de 1972, intenta reconducirse empezando a trabajar como ensamblador en un complejo petrolífero, pero pronto volvió a ser arrestado mientras conducía sin licencia para ello. Fué encarcelado de nuevo y escapó por primera vez de la cárcel.. ya vamos a ir viendo cómo le cogió el gusto al escapismo muy rápido.

En seis años se escapó cuatro veces

La primera, por una puerta descuidadamente abierta; la segunda, serrando los barrotes; la tercera.. bueno, en la tercera nos vamos a detener porque lo merece, al menos desde el punto de vista de la inventiva de este personaje..

Tras la segunda fuga y tras otro intento de robo, va a dar con sus huesos en chirona con otra condena de 4 años de cárcel. …
En la prisión de Chalons, tras varias intentonas fallidas, se le ocurre intentar conseguir un duplicado de la llave de su carcelero.Y se lo trabajó mucho.

Creo que todos conocéis los pequeños quesos de Babybel, no?.. ¿sabéis ese envoltorio rojo que es como plastilina de los quesos en cuestión? Bueno, pues juntó varios de ellos, fingió un empujón o incidente con el guardia para plasmar la huella de la llave en esa cera roja. Luego, tras horas y horas de dedicación, reproduce esa huella y convierte una pieza de hierro en una llave duplicada utilizando una lima y una sierra para metales… aquí ya empezamos a ver cómo el aspecto cinematográfico de la vida del protagonista de hoy no es exagerado..

Fue encerrado en módulos cada vez más vigilados, en calabozos de seguridad, aislado, sin poder hablar con nadie. Un librito de autoayuda que le llegó por casualidad le sirvió para descubrir el yoga y no volverse loco. Se volvió un apasionado del ajedrez. Aprendió a desarrollar algo vital para un obsesionado por la fuga:

-La disciplina mental -contaba-. Con ella analizaba cualquier posibilidad de fuga. La repasaba millones de veces en mi cabeza. Así, cuando llegara la oportunidad, la aprovecharía.

No tardaría en volver al trullo, volviendo a escapar en 1979 tomando como rehén a un juez de instrucción.

En una visita al juzgado, secuestró a un magistrado amenazándole con una pistola falsa hecha a base de jabón ennegrecido con betún. Pasó dos años libre: se operó la cara para que no le reconocieran, se casó con Nadine, tuvo dos hijos con ella, se convirtió en atracador de bancos; y una tarde, cuando iba a montarse en su coche, un grupo de policías de paisano, que andaba tras su pista, volvió a encerrarle.

A estas alturas, Michel ya empezaba a juntarse con lo más granado del crimen organizado y seguía ascendiendo en el escalafón como delincuente reconocido entre la parte más oscura del hampa.
Después, llegaría su mayor condena, su peor sentencia… Michel Vaujour empezó a cumplir una condena de 18 años por robo a mano armada y tentativa de homicidio voluntario. Según la sentencia, hirió a un gendarme que intentó interceptarle cuando huía en moto con un amigo.

Michel reconoció siempre el atraco, pero negó que fuera el autor de los disparos.

El jurado no le creyó. Como tenía ya una larga historia criminal y empezaba a ser conocido como un gran especialista en evasiones, su abogado, Antoine Deguoines, intentó argumentar que «era un hombre inestable e impulsivo, dotado de una gran inteligencia y también un hombre apasionado que no puede soportar la prisión».

Cuando lo condenaron a 18 años dijo en voz alta «He conocido en la cárcel a hombres que llevaban 20 años detenidos, y les aseguro que prefiero estar muerto»…
Nadine, su mujer, sabía muy bien que Michel era incapaz de soportar más de dos años seguidos en prisión. Ella le conoció a mediados de los setenta, cuando era una jovencita seria, dividida entre la influencia de sus padres (un severo cerrajero y una representante de comercio) y la de su hermano, Gilles, que se relacionó pronto con el mundo de la delincuencia organizada y que terminó sus días en 1983 en el asalto frustrado a un furgón blindado. Su relación fue accidentada, siempre huyendo por media Francia, y aprovechando las pequeñas interrupciones en las que Michel lograba, de uno u otro modo, la libertad.

Fue desde el primer momento un amor loco. Él, pequeño y nervioso, con los ojos azules y fama de duro, le escribía desde la cárcel poemas de amor concienzudamente trabajados. Ella le contestaba con largas cartas llenas de pequeños detalles de su vida cotidiana. «Michel, no te preocupes, yo te sacaré», le dijo Nadine el día en que le condenaron a 18 años.

«Michel, no te preocupes, yo te sacaré», le dijo Nadine el día en que le condenaron a 18 años… y así fue… y no fue de cualquier manera porque hablamos quizás de la fuga más espectacular e increíble que uno pudiera imaginarse…

En este momento, Nadine Bourgain, mujer pequeña e insignificante se convierte en protagonista de la historia.. porque sus palabras no se las llevó el viento, porque su promesa se cumplió, porque puso todo su tesón en conseguir algo inimaginable por las autoridades..
Ella misma empezó a preparar minuciosamente la escapada. Meses de trabajo tranquilo para convencer a los gendarmes de que llevaba una vida tradicional, ocupada de su pequeña hija Marlene y con las visitas semanales a La Santé, la prisión en la que se encontraba Michel…

Hablamos de meses de comportarse ante los vecinos como una mujer resignada a su suerte, asumiendo el papel de madre coraje que intenta sacar adelante a su familia… ¿quién podía imaginarse que la “mosquita muerta” empezaba a montar un plan de lo más cinematográfico para sacar a su marido de la cárcel?

En paralelo a su vida de víctima, empezó a mover contactos y se creó una identidad falsa como Lena Rigon, nacida en Estocolmo, anticuaria de profesión y -detalle coqueto- tres años más joven de lo que es en realidad, que se matriculaba en un curso para obtener la licencia de piloto de helicópteros.

¿Piloto de helicóptero?… pues sí, ya podéis ir viendo cuales eran los planes de la mujer y el modo en el que pensaba sacar a Michel del encierro…

Se matriculó en la escuela de aviación de manera muy discreta y sin levantar sospechas.. el director, Guy Coissard, recordaba que «Era una joven tímida, reservada y amable, que llamaba mucho a su madre y que hablaba y se preocupaba de la economía familiar».

Nadine pagó religiosamente los 32.000 francos (unos 4.000 euros actuales aproximadamente) que costaba el curso y se puso a estudiar como una loca.

«Siempre la poníamos de ejemplo con los otros alumnos». Coissard no puede ocultar que está orgulloso de los buenos resultados de su método de enseñanza: «La chica consiguió 58 puntos sobre 60 en el examen oficial, algo que está muy cerca de la perfección», explica. Con la licencia en el bolsillo, Lena esperó todavía varios meses. Como vemos, todo estaba perfectamente pensado y orquestado. Y todo se fue tejiendo de manera muy inteligente.

Cada 15 o 20 días acudía a un club donde, mediante el pago de unos 450 Euros la hora, se podía alquilar un helicóptero. Lo importante era hacer prácticas, y sobre todo convertirse en un cliente habitual que no despertara sospechas. El empleado del club recuerda que siempre elegía el mismo tipo de aparato, un Alouette II, y que nunca tuvo el menor incidente. «Era una piloto seria y responsable, con un dominio total del helicóptero», asegura.

Estamos en el año 1986… el lunes 26 de Mayo de aquel año todo estaba listo… Nadine acudió a las diez de la de mañana al club, acompañada por un hombre que no abrió la boca, y pidió, como siempre, su helicóptero favorito. Todo de manera muy normal, de manera casi rutinaria, y sin que nadie sospechara absolutamente nada en torno a las verdaderas intenciones.

Despegó normalmente 20 minutos más tarde, pero ese día no era una práctica más.. no era un día de vuelo de placer ordinario…
… de esta manera, despegó sin novedad pero tomó tierra poco después para cambiar las placas de matrícula y colocar unas falsas. Así, cuando la policía identificara el aparato perdería algún tiempo buscando su procedencia. El Alouette II pasó cerca del helipuerto de París a una altura demasiado baja y la policía intentó entrar en contacto por radio con él, sin obtener respuesta.

A estas alturas, los acontecimientos ya empezaron a desarrollarse de manera muy rápida e imparable, porque en cuestión de muy pocos minutos Nadine estaba sobrevolando la prisión de La Santé…
Con bastante pericia como piloto, la mujer quedó suspendida en el aire prácticamente a un metro del techo del recinto… Los guardianes miraron hacia el aparato sin comprender, nunca se les había planteado esta situación y no sabían cómo actuar porque tampoco sabían el motivo por el que el helicóptero estaba allí…

… pero esas dudas se disiparon pronto.. de repente, dos hombres se encaramaron al tejado desde el interior de la cárcel.. Uno de ellos, Michel, se asió a los patines del helicóptero y se izó al punto hasta la cabina. El otro, un pequeño delincuente llamado Régis Hernández, se quedó en tierra. Unos dicen que no fue capaz de subir y que el helicóptero no le esperó. Otros afirman, por el contrario, que Hernández nunca pensó en escaparse y que se limitó a ayudar a Vaujour. Acto seguido el Alouette emprendía el vuelo entre los irónicos aplausos de los espectadores…

… ¿qué espectadores hubo? pues por ejemplo las 50 mujeres que hacían cola a esa hora para visitar a sus familiares presos… enseguida comprendieron qué acababa de ocurrir y arrancaron con una larga ovación…
….el rey de la fuga, Michel Vaujour, de 34 años en aquel 1986, acababa de escaparse una vez más. Ante sus ojos y los de dos docenas de guardianes, Vaujour logró subir hasta el techo del edificio y montarse en un helicóptero que le esperaba en el aire. A los mandos del aparato se encontraba su esposa, Nadine Bourgain.

… el director de la cárcel explicó a posteriori que no hubo ni disparos ni otra acción contra el helicóptero porque en los alrededores había calles bastante concurridas y que se podría haber lamentado otra desgracia mayor…

La huída se había culminado con éxito… los titulares en la prensa ya estaban asegurados… El helicóptero fue encontrado poco después en el campo de deportes de la ciudad universitaria. Michel, Nadine y su misterioso amigo habían desaparecido.

Ahí seguramente habría terminado cualquier película cuyo guión se hubiera escrito al respecto… pero en el mundo real a veces, las cosas no son tan románticas ni con un final tan espectacular… Michel fue detenido unos meses después durante un atraco… además, al final del atraco estalló un tiroteo con la policía. Resultó gravemente herido de bala en la cabeza.

Entró en coma. Cuando despertó comprueba con horror que tenía medio cuerpo paralizado. Nadine, que también fue arrestada, fue sentenciada a 18 meses de prisión. El niño que ella esperaba nacerá en la cárcel. Una vez que ella quedó liberada, le volverá a pedir a ella que le ayude a escapar de nuevo, eso será uno de los motivos que provocaran que se separen.

Recuperó la movilidad él solo en la cárcel, a base de arrastrarse durante meses por el suelo. Para toda la vida le quedan como secuelas una cojera y un poco de bisbiseo al hablar. Conoció a otra mujer. Jamila. Y ella fué su ángel salvador, quien convenció al escapista para dejar sus intenciones… Decidió no volver a intentar otra fuga. En 2003, después de que un informe carcelario aconsejase su liberación por buena conducta, Michel Vaujour, denominado en Francia el rey de las fugas, salió de la cárcel por su propio pie.

Fue liberado en 2003 después de pasar 27 años en prisión, incluidos 17 en zonas de alta seguridad y aislamiento.
Entrando en la recta final del podcast, me gustaría rescatar algunas preguntas y respuestas de varias entrevistas concedidas por Michel a lo largo de estos últimos años..

-¿Y no tuvo miedo ahí subido, mientras se alejaba volando en el helicóptero de la prisión?
-Al contrario. Es uno de los momentos más hermosos de mi vida-, dice Vaujour, sonriendo y fumando a la vez. -Fue un subidón de adrenalina. ¿Sabe lo primero que hice ahí?
-¿Qué?
-Colocarme unos cascos para que mi mujer me oyera. Y le recité un poema desde ahí ¿Qué le parece?
-No pienso que haya desperdiciado mi vida- dice con su voz escasa, mirando desde el fondo de sus ojos acuosos. -Nunca pienso en el pasado. He aprendido a vivir en el presente. Sin preocuparme por lo que pasé o por lo que me pueda pasar.

Evidentemente, hablemos del ladrón o no, bandido o no, este hombre es valiente, inteligente, habilidoso y… sincero en el amor. Su actual esposa, Jamila, permanece a su lado tras convencerlo de que se convierta en un prisionero ejemplar. En la sien derecha tiene un bultito apreciable, como un ganglio o como una marca: es la bala que le disparó el policía en su último atraco y que se le introdujo en el cerebro para siempre, porque ningún médico se ha atrevido a extirparla.

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