La historia del capitán de la alemania nazi Oskar Kusch quedó olvidada entre la borágine histórica de la segunda guerra mundial.. era un hombre con principios, un hombre que no se callaba y que decía lo que pensaba, no lo que esperaban que dijera. Era muy crítico con el régimen al que le tocó obedecer, muy crítico con muchos aspectos del régimen nazi.

El 8 de febrero de 1943, a Kusch le entregaron por fin el mando de un sumergible, el submarino U-154. Lo primero que hizo al llegar al submarino fue ordenar que descolgasen el retrato de Hitler que presidía el camarote de oficiales, lo que suponía toda una arriesgada declaración de intenciones

Hoy, en Por qué no decirlo, la historia de el capitán que descolgó el retrato de Hitler.

 

Oskar Heinz Kusch era el amado hijo único de una familia berlinesa de clase media alta que le proporcionó una cuidada educación. Se acabó convirtiendo en un mozalbete átletico, bien parecido y educado. Muchos hablaban de él como alguien cordial y de trato amable..

Sin embargo, quizás esa buena educación jugó en su contra con el tiempo, porque desde bien joven fue un tipo con unos valores muy fuertes y desgraciadamente no todos esos valores encajaban bien en la nueva Alemania.. la Alemania del fanatismo y la esvástica…

Era católico practicante, alejado del “pensamiento único” que se iba imponiendo en los años 30 germanos.. cuentan que su primer encontronazo con el sistema pudo ocurrir en 1933 a causa de su condición de “Boy Scout” , cuando su grupo fue, digamos que, “absorbido” por las Juventudes Hitlerianas de las que Oskar salió por piernas al cabo de unos meses …

Para algunas élites socioculturales alemanas el entorno nazi siempre tuvo un tufillo cutre y, al igual que otros, quizá Kusch intentara “aislarse” mediante una ocupación honorable y prestigiosa … El caso es que, con 19 años, buscando ese camino hororable es su vida Oskar ingresó en la promoción 37a de La Kriegsmarine («Marina de guerra» en alemán)… fue la armada del III Reich entre 1935 y 1945, sucesora de la Marina Imperial Alemana.

En agosto de 1939 ya era mando intermedio. y, tras realizar el curso de submarinos, en junio de 1941 tuvo el “chollo” de ser destinado al quinto U-boat más exitoso de toda la guerra, el U-103, que había de llevarse por delante 45 buques con un total de 237.596 toneladas.

Los UBoat eran como se llamaban a los submarinos alemanes, con distintos tipos y modelos.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Kriegsmarine tenía 57 submarinos y la mayoría de ellos no podían operar en el Atlántico. El Plan Z preveía la construcción de 250 sumergibles, pero no contaba el plan con el hecho de que Alemania entrase en la guerra con un número mucho menor de sumergibles que los aliados. En los seis años siguientes se construyeron 1100 unidades, que fueron una amenaza constante para el Reino Unido en todo el transcurso de la guerra.

Estos sumergibles operaron en todos los océanos del planeta, llegando incluso a las costas de América y hasta el Ártico… haciendo un resumen muy rápido de la historia de todos estos submarinos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, podemos decir que hasta mediados de 1943 fueron superiores a las naves de los aliados.

… Pero el final de muchos no fue feliz… con la introducción del radar y la táctica de la cobertura aérea continua a los convoyes aliados, los submarinos alemanes pasaron de ser cazadores a víctimas de la caza. Esta situación se mantuvo hasta el final de la guerra, aun cuando los alemanes introdujeron nuevos submarinos más modernos, como los del Tipo XXI, pero que llegaron tarde como para revertir los resultados.

El balance final de los resultados de la experiencia submarina fue desastroso para la Kriegsmarine: cerca del 80 % de sus submarinos fueron destruidos, 28.000 de sus 40.000 tripulantes murieron y 8000 fueron capturados. Esto demuestra lo dura que fue la batalla submarina durante la Segunda Guerra Mundial.

Bueno.. retomando un poco la historia de nuestro Oskar Kusch, recordamos que ya lo teníamos en junio de 1941 destinado en el submarino U-103, donde permaneció un año y medio, demostrando que era un tío que valía y haciéndose valer frente a sus superiores… consiguiendo en el mismo septiembre de ese año sus primeras condecoraciones, una Cruz de Hierro de 1ª Clase y otra de 2ª …

Parece que, además de una dotación particularmente operativa, el U-103 disfrutaba de un ambiente agradable y de una Cámara de Oficiales donde se podía hablar de política sin arriesgar el cuello..

..en pleno periodo formativo, en sus inicios en el mundo de los submarinos alemanes, el bueno de Oskar debió pensar que aquel entorno “progresista” y profesional, en el que se encontraba muy cómodo era así para siempre y podría implantarlo cuando el estuviera al frente de su propio submarino…

.. y así fué, o al menos así lo intentó, porque en Febrero de 1943 a Kusch le entregaron y le convirtieron en capital del submarino alemán U-152.

Dentro de la tripulación de su submarino nos vamos a quedar con un nombre, el de su subalterno Ulrich Abel.

Un hombre, de más edad, con una historia curiosa, ya que fue marino mercante, terminó en el paro con la Gran Depresión de los primeros años 30,
y entonces empezó a estudiar derecho con tal aprovechamiento que, no contento con obtener el doctorado, pocos años después ya no era un Ulrich cualquiera sino Su Señoría el Juez de Distrito Herr Doktor Ulrich Abel. Casualmente, también era Jefe de Distrito del Partido Nacionalsocialista en Hamburgo. Lo que no ofrece dudas es que era todo un patriota… al mes siguiente de estallar la 2ª Guerra Mundial encontramos a Su Señoría el juez como uno más de los 633 miembros de la promoción 39 de la Kriegsmarine…

Aquí también hizo un auténtico carrerón… Ulrich Abel debió obtener su primer empleo a primeros de 1941, siendo destinado a un dragaminas y prestando servicios en el norte de Noruega y el Báltico. A primeros de 1942 ya era Comandante del dragaminas M-1503, debió cesar como Comandante del M-1503 hacia septiembre de 1942 y, tras efectuar el curso de submarinos, en febrero de 1943 fue destinado como Segundo Comandante del U-154.. ahí, el destino lo quiso cruzar con el capitán Oskar Kusch.. un destino que no terminó, por distintas circunstancias, especialmente bien para ninguno de los dos..

 

Oskar Kusch, el capitán del submarino alemán U-154, demostró valor al frente del submarino

Y también tuvo la valentía de mantener contra viento y marea sus propias ideas, sin doblegarse ante algunas de las propuestas del régimen nazi.

El 8 de febrero de 1943, a Kusch fué cuando le entregaron el mando del submarino U-154. Y fue ese mismo día donde realizó un acto de lo más simbólico.. toda una declaración de intenciones: Lo primero que hizo al llegar al submarino fue ordenar que descolgasen el retrato de Hitler que presidía el camarote de oficiales.

En el U-154 Kusch se ganó poco a poco el cariño y la admiración de sus hombres, o de la mayoría de ellos al menos… y estos escuchaban con atención sus charlas, en las que les animaba a pensar por sí mismos y no creerse algunas de las mentiras promovidas por la propaganda nazi.

Al parecer, la primera patrulla de Kusch se prolongó entre marzo y julio de 1943 en aguas de Sudamérica, consiguiendo averiar cuatro buques (incluyendo dos petroleros de cierto tamaño) y sobrevivir al ataque de un avión brasileño.

No toda la tripulación admiraba a Kusch. Algunos de sus oficiales no compartían esa actitud hostil con el régimen por el que, al fin y al cabo, estaban luchando. Aquí es donde empezamos a ver el papel de su segundo de a bordo, Ulrich Abel, en esta historia.. Como antes veíamos era un patriota, era un nazi convencido y durante estos meses empezó a acumular odio y desprecio contra él y sus discursos progresistas…aunque durante mucho tiempo siguió mostrando externamente una actitud fiel con su capitán.

Según contó Abel, Kusch se pasó la patrulla instruyéndoles acerca del desastre que los nazis constituían para el planeta, las aparentes averías mentales del Führer, la inexistencia de la supuesta conspiración judía, la probable victoria aliada debido a sus superiores recursos… como vemos, el capitán no se cortaba un pelo en sus críticas..

Una de las “excentricidades” de Kusch consistía en escuchar las emisiones propagandísticas enemigas y dicen que se creía buena parte de ellas.

En relación a esta costumbre, os voy a contar un episodio claro de cómo el capitán Oskar Kusch fue inflamando progresivamente los testículos de su segundo Ulrich Abel..

… cuando los bombardeos aliados arrasaron la ciudad alemana de Hamburgo, el capitán llegó a creerse la historia contada por los aliados en la época de que se trataba de bombas perdidas y de manera bastante imprudente defendió esta versión frente a Abel.. que era vecino de Hamburgo, que tenía a su esposa y a su hijo viviendo en Hamburgo y salvando la vida por los pelos, y que acaba de perder absolutamente todas sus propiedades y posesiones por ese bombardeo.. ahí, seguramente, el odio y la manía por parte de Abel hacia su capitán se multiplicaron por diez..

Recordamos que Abel era juez, y que Su Señoría era más maduro, de más edad, con más experiencia académica y naútica.. y encima era muy nazi. Algo debía de acabar pasando… el colmo, es que Abel necesitaba un informe favorable de su capitán para que se le concediera un ascenso y el curso de mando.. o sea, que le tocaba aguantar..

Pero la situación no fue eterna.. tras efectuar una segunda misión entre el 2 de octubre y el 20 de diciembre de aquel año 1943 y obtener el informe favorable de Kusch, Abel desembarcó del U-154 y fue comisionado para el curso de mando en el Báltico. Consiguió separarse del capitán de las “ideas descabelladas”.. y no tardó en empezar a ajustar cuentas..

Viéndose libre de Kusch, el 14 de enero de 1944 le denunció ante sus superiores por sedición y cobardía. Según Abel, Kusch no era apto para el mando de un submarino debido a su fuerte oposición a la dirección política y militar de Alemania.

Tras la denuncia de Abel, la Kriegsmarine actuó rápido. En apenas una semana, Kusch era relevado del mando y el 26 de enero ya se encontraba en Kiel, sometido a un consejo de guerra. El juicio fue una farsa, ya que los miembros de su tripulación, que hubieran podido testificar en su favor, ni tan siquiera fueron llamados a declarar. La prueba de que el régimen nazi ya lo había sentenciado de antemano es que, aunque el fiscal sólo pedía diez años de prisión, Kusch fue condenado a muerte.

En el juicio no faltaron los testigos “acongojados”… esos que seguramente ya tenían escrito el guión de lo que tenían que decir si querían mantener su propio pellejo intacto.. Es lo mejor que se me ocurre para explicar la actitud de dos supuestos compañeros de Kusch, el médico y el Jefe de Máquinas del U-154 quienes, no contentos con ratificar lo declarado por el Segundo, por Ulrich Abel, aportaron material de su propia cosecha, contando y desvelando el aire traidor del antiguo capitán.. el hombre que descolgó el retrato de Hitler…

Lo que está claro es que nunca se desobedeció una orden y el trabajo del submarino U-154 con Oskar Kusch al frente siempre se había realizado… por eso, como decíamos, el fiscal solicitó “sólo” una sentencia de diez años de cárcel… sin embargo, la sentencia fue mucho más dura.. tras resultar condenado a muerte por sedición y derrotismo y a un año de prisión por escuchar emisoras extranjeras, todo el mundo pudo ser consciente de “lo que estaba pasando” más allá de toda duda, había un carácter de “sentencia ejemplarizante” …. pasados los años, los “compañeros” llamados al juicio declararían que esperaban la conmutación de la sentencia en el proceso de revisión… el hombre que descolgó el retrato de Hitler también se negó a dar su brazo a torcer y pedir clemencia.

Transcurrido más de un mes sin solicitar la conmutación de su pena, poco antes del amanecer del 12 de mayo de 1944, Kusch fue sacado de la celda nº 107 del centro de detención naval de Kiel, conducido a un campo de tiro situado en el barrio de Holtenau (al norte del Canal) y fusilado. El mes anterior había cumplido 26 años.

El destino no dejó aún cerrada esta historia…

Por una parte, el final de la tripulación del submarino U-154 también quedaba cerca… no habían pasado dos meses de la ejecución de su antiguo Comandante cuando, camino de su zona de operaciones en Cabo Hatteras, el U-154 cometió una indiscreción con la radio al Noroeste de Madeira y se le echó encima todo un grupo de caza de los aliados, que consiguieron localizar al U-154 y liquidarlo en un par de horas mediante cuatro ataques con cargas de profundidad. La zona quedó cubierta de combustible y algunos restos de sus 57 tripulantes, entre los que no hubo supervivientes.

Por otra, no hemos seguido un orden cronológico del asunto, porque deberíamos haber mencionado que el patriota nazi Ulrich Abel, murió antes que el hombre que él había traicionado. En su primera patrulla como comandante, al mando del U-193, su nave resultó hundida el 28 de abril de 1944, un par de semanas antes del fusilamiento de Oskar Kusch, en aguas próximas a Nantes, a consecuencia de un ataque aéreo.

La historia de Kusch fue rápidamente olvidada en la vorágine de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1995, un historiador la sacó a la luz; a partir de ahí comenzaría el reconocimiento hacia aquel hombre que había desafiado al régimen nazi, pagándolo con su vida. En 1996, su nombre fue rehabilitado legalmente y dos años después se le dedicaría una calle en Kiel, contigua al campo de tiro en el que fue fusilado, así como una placa de granito para honrar su memoria.

La mayoría de la gente opina que fusilar al capitán Kusch fue muy exagerado, pero en el mundo naval alemán existe división de opiniones entre quienes le creen un héroe y quienes opinan que se lo buscó el mismo … incluso que Abel hizo lo correcto al denunciarle… dejo en aire la duda..

… hasta aquí la historia del hombre que descolgó el retrato de Hitler…

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